viernes, 28 de noviembre de 2014

TIERRAS CONFLICTIVAS

Por Emanuel Cenci.

Desde el mes de mayo, la provincia de Neuquén estuvo  marcada por un interesante y constante conflicto que se prestó en el área de los lagos Los Barreales y Mari Menuco, a unos 75 km., al noroeste de la capital neuquina.  La situación se generó a raíz de un proyecto de una mini ciudad turística en una zona que abarcaría unas 720 hectáreas. Dicha zona se divide en 9 lotes de aproximadamente 70 hectáreas cada uno y fueron  ofrecidos por el Estado a través del Ministerio de Desarrollo y  por medio del Programa de Aprovechamiento Turístico de Perilagos Artificiales de Neuquén “Construcción y Explotación de Emprendimientos Turísticos en el Istmo de los lagos Los Barreales y Mari Menuco"  a diferentes asociaciones de la sociedad civil, como asociaciones profesionales, cooperativas, mutuales y colegios.
Para explicar este proyecto los diferentes inversores y el gobierno provincial a partir del Ministerio de Desarrollo, declararon que  el mismo supone para la provincia de Neuquén, más precisamente para aquellos residentes aledaños a  los lagos Mari Menuco y Los Barreales, un gran desarrollo turístico y económico, que se verá beneficiado por una importante afluencia de turistas en dicha mini ciudad. El conflicto se inicia cuando la  comunidad mapuche Kayipayiñ, obstaculizó el acceso a los lagos, en forma de protesta por 3000 hectáreas que reclaman como propias, que están comprometidas con este proyecto de urbanización e inmobiliario y no se los ha consultado con ellos; de todas maneras no   hay que olvidar que los pueblos mapuches están respaldados por la constitución nacional en materia de reconocimiento y propiedad legítima de tierras.
Artículo 75 inciso 17, corresponde al congreso:
“Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”.

Como dice Mabel Manzanal sobre el desarrollo “Se le han asociado diferentes calificativos (como  socioeconómico, sustentable, humano, endógeno, local, territorial, etc.) se lo ha ligado al crecimiento o a la distribución, pero especialmente ha sido el objeto preferido de la política y los políticos. Desde aquí – y para acceder al consenso popular – se lo ha cargado de considerandos morales. Pero poco se ha dicho acerca de que el “desarrollo”, bajo cualquiera de sus modalidades de divulgación, implica una estructura de poder y de dominación y que siempre viene asociada con el Estado-nación”[1]  y esto es  lo que sucede en este caso, ya que a este proyecto de desarrollo turístico se lo promociona o se lo muestra como un hecho que significará un gran  crecimiento socioeconómico y  que beneficiará a la provincia y principalmente a aquellos que residen en dicha zona; pero por otro lado,  lo que no se muestra a la población o lo que se busca ocultar, es el trasfondo que hay en este proyecto, donde en realidad al beneficio lo perciben los inversores y el estado provincial, además de perpetuar su poder, ya sea político y/o económico.
Otro punto a tener en cuenta es el rol del Estado, el cual según Quijano “ha resultado ser fundamental para el desarrollo de la sociedad capitalista en todas partes. En el orden capitalista hay una asociación crucial entre el Estado-nación moderno y el desarrollo”[2]. Ya que el estado, en este caso el provincial, permite y facilita la realización de obras, que al final de cuentas beneficiarán tanto a las empresas y/o asociaciones como al Estado, en materia de ingresos, impuestos, etc.
Partiendo de estas concepciones podemos suponer que el desarrollo es un concepto y una herramienta que utiliza la clase hegemónica -aquella que posee el poder tanto político, el Estado, como aquella que posee el poder económico, las asociaciones inversoras-  para en un principio obtener un beneficio, ya sea económico y/o político, como  también para perpetuar y acrecentar esta hegemonía sobre la clase que es dominada.

Además se pone en marcha otro de las formas de actuar que tiene la clase hegemónica, principalmente el estado que es la de transformar los intereses de la clase dominadas en los intereses de las clases dominantes, esto quiere decir que ante cualquier planeamiento ya sea territorial, político, entre otros, habrá consenso por parte de la sociedad en general. Como en este caso que se puede observar como hubo una buena aceptación del proyecto en cuestión de toda la sociedad neuquina en general, a excepción de la ya mencionada comunidad mapuche, que muestran su disconformidad ya que hay tierras suyas comprometidas con el proyecto, de no existir tan conflicto, seguramente el consenso de la comunidad mapuche existiría.
Entonces es por medio de esta hegemonía  que aquellos privados y la sociedad política deciden unilateralmente, llevar a cabo este proyecto turístico e inmobiliario, ya que tienen el poder para llevarlo a cabo e iniciar su materialización rápidamente. Pero como es común en estas situaciones, este “desarrollo” viene acompañado de conflictos, principalmente cuando no hay consenso por parte de la clase subordinada. En este caso es la comunidad mapuche que no tiene el consenso de este proyecto ya que, no se los ha tenido en cuenta para su realización, pero se podría pensar  entonces  que si se los hubiera considerado en el proyecto de desarrollo turístico, tal vez hoy no habría conflicto alguno y los mapuches pertenecientes a la comunidad Kayipayiñ no estarían cortando el acceso a los lagos artificiales.

Por otro lado para dar una solución al problema, el viernes 07/11, el estado provincial por medio del ministro de Coordinación, Gabriel Gastaminza, y el fiscal de Estado, Raúl Gaitan, le ofreció a la comunidad mapuche una compensación de tierras, es decir, otorgar a la comunidad tierras en otro lugar para dar fin al conflicto y así se pueda dar inicio a la construcción de las obras. Desde la otra parte, el vocero da la comunidad Gabriel Cherqui, manifestó que analizarán la propuesta cuando la misma sea presentada por escrito y al momento de analizarla se tendrá en cuenta el desarrollo de la vida de la comunidad.



[1] Mabel Manzanal en “El desarrollo y sus lógica en disputa en territorios del norte argentino”
[2] Quijano, extraído del libro de Mabel Manzanal “El desarrollo y sus lógica en disputa en territorios del norte argentino”

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